domingo, 6 de diciembre de 2015

"Creo que despierto familiaridad, casi sentimentalismo. Ven que soy auténtico"


Julio Bazán, periodista de TN y Canal 13, cuenta su llegada casual al mundo del periodismo, el que aprendió con la práctica y del cual rescata que tiene como obligación el apego a la verdad. Además, nos cuenta sobre los distintos medios en que se desempeñó y aún lo hace, valora el trabajo sin prejuicios que implica el programa Esta es mi villa (TN) y resalta como un premio a su trabajo los viajes al exterior, destacando aquel al Vaticano para cubrir la elección de Francisco, su momento cumbre. Su libro, su esposa, premios y muchos más en esta nota.


¿Cómo empezaste en el periodismo y qué te atrajo?

Fue de casualidad, pero cuando descubrí ese mundo me enamoré. De chico relataba partidos del barrio y ya tenía cierta práctica en el manejo del lenguaje oral. En aquel tiempo no había facultades de periodismo, aprendíamos el oficio con la práctica. Había un dicho: “serás lo que debas ser o serás periodista”, que graficaba esa condición azarosa del que llegaba a ser periodista. Ya llevo más de 40 años en la profesión. Ahora si no estudiás no tenés posibilidad de llegar. Además, tenés que leer mucho para tener un lenguaje rico, atractivo y estar muy informado de la actualidad.

¿En qué medio te sentiste más cómodo?

Todos tienen su encanto. En redacción, además de la técnica, podés incorporar la literatura a la descripción, por eso sirve leer. La radio tiene la instantaneidad de la comunicación con el oyente, que hasta puede interactuar por el teléfono. La televisión conjuga todo: imagen, palabras en el relato e instantaneidad; es el más completo.

¿Qué cambios fuiste viendo en el periodismo?
La base del periodismo es ésa: estudio, formación del lenguaje e información. Pero evolucionó la tecnología, es indispensable saber informática. El periodismo de papel le va dejando su lugar al web y el que no se adapta se queda en el camino.

¿Sentís que hay metas que aún puedas lograr?
En la progresión de la carrera hay un ansia de progreso. En la TV el escalón más alto es el de conductor de un programa. Yo primero conduje uno, pero cuando terminó empecé a trabajar como cronista, tuve éxito y me gusta. Pero no niego que después de una etapa de cronista uno tiene que buscar la etapa de conductor. Ahora hago Esta es mi villa.

¿Cómo surgió ese programa y cómo lo reciben?

Fue tras una experiencia personal que un directivo del grupo Clarín propuso hacer un programa que enfocara globalmente el estilo de vida en las villas, sin estereotipos. Así que nos metimos, describiendo las historias de la gente que a pesar de las adversidades trata de superarse. Escapamos a los prejuicios. Sobre la recepción, en las villas la gente se pone contenta porque están acostumbrados a programas que generalizan la impresión de que ahí hay todos ladrones, drogadictos, borrachos. La gente en general nos cuenta que están descubriendo algo nuevo, porque no ocultamos que existe eso, pero también mostramos que hay otra realidad. Las autoridades reaccionan positivamente y colaboran o, cuando lo sienten como una crítica a su gestión, tratan de desacreditarnos y de atacarnos.



¿Viajás mucho por periodismo? Estuviste en la elección de Francisco…

Los viajes son una cosa importante. A mí me tocó viajar muchísimo por el exterior, muchísimo por distintos temas, yo cubrí por ejemplo conferencias de países no alineados en la India, pude conocer África, fui a Europa varias veces con giras de los presidentes, estuve en Palestina por el conflicto entre los palestinos y los israelíes, me tocó viajar por América, por elecciones presidenciales en Chile, en Colombia, en Uruguay, por desastres naturales; tuve oportunidad de viajar mucho y es fundamental también tener el idioma inglés y si es posible un tercer idioma. Cuando se anunció la renuncia de Benedicto XVI, me tocó viajar. Por eso, luego me mandaron a la elección del Papa, sin ninguna expectativa por mi parte de que fuera a ser el argentino Bergoglio, ningún especialista lo creía. Cuando el protodiácono, con dificultades de habla, anunció una fórmula en latín, me fui convenciendo de a poquito porque tenía que dar la noticia. Creo que en ese momento mi cara de sorpresa que apareció en TV fue la de toda Argentina. Fue la cumbre de mi carrera e hizo que me conociera o redescubriera mucha gente.

¿Creés que hay riesgos en el trabajo del cronista?

A veces se corre gran riesgo, los más arriesgados e imprudentes consiguen las mejores imágenes pero arriesgan la vida. Involucrarse es una decisión personal, las empresas te presionan pero la decisión última la toma uno con los compañeros.

También escribiste un libro…

A mí me ofrecieron escribir el libro, es decir fue el proceso al revés, no es que yo escribí un libro y le dije a la editora, sino que me llamó un productor y me dijo “Julio hay que escribir un libro”, hasta el título le había elegido (“La crónica de un cronista”), y siguió: “una crónica de las doce o quince notas más importantes que hiciste en tu carrera y vas a contar simultáneamente, vas a recrear las notas, vas a contar la historia de la Argentina, el contexto de esas situaciones y vas a contar también tu historia”. Hice como si fuera una gran crónica periodística amena y con información, con mis armas. Tengo esa facilidad de escribir en forma amena. Se leyó bastante.

Recibiste 4 Martín Fierro, tuviste 8 nominaciones y una distinción de TEA por comportamiento ético.

En mi casa, tengo los Martín Fierro pero más alto tengo esa distinción que me dio TEA, porque es por comportamiento ético en el trabajo. Un reconocimiento de ese tipo lo valoro mucho. Es importante para el periodista apegarse a la verdad. No hay objetividad en el periodismo, porque no hay dos personas que vean una misma cosa, eso está marcado por los sentimientos, por la ideología, por la información y hasta por la filosofía. Pero sí es una obligación del periodista el apego a la verdad, el ser fiel a la verdad, no mentir. Así que eso es una recompensa importante, tener el reconocimiento de la gente a la que vos le das cada día el mensaje. El Martín Fierro es un reconocimiento importante. En este caso son todos los periodistas del medio que eligen una vez por año al mejor en cada especialidad. Entonces, tiene el premio un valor intrínseco, pero sobre todo es un premio popular. También te está premiando en cierto modo la gente, o la gente se hace partícipe.

En la familia… ¿tu esposa es locutora, no? ¿Se aconsejan?

Mi esposa es locutora y es periodista. Ella hizo la carrera primero de periodismo, licenciada en Comunicaciones Sociales. Trabajó un tiempo y vio que no le gustaba, hizo la carrera de locución. Me aconseja permanentemente y yo sigo sus consejos porque tiene las dos carreras, la de periodista y la de locutora. Cuando vos te presentás en televisión es tan importante lo que decís como la forma en que lo decís.

Para cerrar, tres frases que se dijeron sobre vos: “Bazán es un periodista que prefiere el trabajo a cielo abierto a las oficinas o redacciones” (Mariana Fabbiani), “donde hay quilombo está Bazán” y “Bazán es un arreador de corazones” (ambas, Carlos Ulanovsky).

La primera es cierta, vi reacciones populares históricas y conviví con la gente, trabajé en el tiempo de globalización del periodismo, íbamos y transmitíamos en directo. Lo vivía intensamente, son experiencias muy fuertes. Me gusta más estar afuera que adentro. La segunda es una cosa que la gente empezó a decir porque eran tantas las situaciones traumáticas que yo contaba que se asoció quilombo con Bazán y cuando alguien lo expresó “donde está Bazán hay quilombo” se fue repitiendo y quedó. Sobre la última, yo hacía un trabajo convencional y pensé que el periodismo tenía que tener otra cosa: el servicio. Empecé a ponerme al servicio de la gente, a emocionarme con ella y se reflejó en la pantalla. Creo que despierto familiaridad, casi sentimentalismo. Ven que soy auténtico.

Matías Hernán Piccoli

Perlita

Como comenta en la nota, su reacción en el momento en que fue elegido el Papa Francisco quedó grabada y recorrió los medios.


1 comentario: