Julio Bazán, periodista de TN y Canal 13, cuenta
su llegada casual al mundo del periodismo, el que aprendió con la práctica y del
cual rescata que tiene como obligación el apego a la verdad. Además, nos cuenta
sobre los distintos medios en que se desempeñó y aún lo hace, valora el trabajo
sin prejuicios que implica el
programa Esta es mi villa (TN) y resalta como un premio a su trabajo
los viajes al exterior, destacando aquel al Vaticano para cubrir la elección de
Francisco, su momento cumbre. Su libro, su esposa, premios y muchos más en esta
nota.
¿Cómo empezaste en el periodismo y qué te atrajo?
Fue de casualidad, pero cuando
descubrí ese mundo me enamoré. De chico relataba partidos del barrio y ya tenía
cierta práctica en el manejo del lenguaje oral. En aquel tiempo no había facultades
de periodismo, aprendíamos el oficio con la práctica. Había un dicho: “serás lo
que debas ser o serás periodista”, que graficaba esa condición azarosa del que
llegaba a ser periodista. Ya llevo más de 40 años en la profesión. Ahora si no
estudiás no tenés posibilidad de llegar. Además, tenés que leer mucho para
tener un lenguaje rico, atractivo y estar muy informado de la actualidad.
¿En qué medio te sentiste más cómodo?
Todos tienen su encanto. En
redacción, además de la técnica, podés incorporar la literatura a la
descripción, por eso sirve leer. La radio tiene la instantaneidad de la
comunicación con el oyente, que hasta puede interactuar por el teléfono. La
televisión conjuga todo: imagen, palabras en el relato e instantaneidad; es el
más completo.
¿Qué cambios fuiste viendo en el periodismo?
La base del periodismo es ésa: estudio,
formación del lenguaje e información. Pero evolucionó la tecnología, es
indispensable saber informática. El periodismo de papel le va dejando su lugar al
web y el que no se adapta se queda en el camino.
¿Sentís que hay metas que aún puedas lograr?
En la progresión de la carrera
hay un ansia de progreso. En la TV el escalón más alto es el de conductor de un
programa. Yo primero conduje uno, pero cuando terminó empecé a trabajar como
cronista, tuve éxito y me gusta. Pero no niego que después de una etapa de
cronista uno tiene que buscar la etapa de conductor. Ahora hago Esta es mi
villa.
¿Cómo surgió ese programa y cómo lo reciben?
Fue tras una experiencia personal
que un directivo del grupo Clarín propuso hacer un programa que enfocara
globalmente el estilo de vida en las villas, sin estereotipos. Así que nos
metimos, describiendo las historias de la gente que a pesar de las adversidades
trata de superarse. Escapamos a los prejuicios. Sobre la recepción, en las
villas la gente se pone contenta porque están acostumbrados a programas que
generalizan la impresión de que ahí hay todos
ladrones, drogadictos, borrachos. La gente en general nos cuenta que están
descubriendo algo nuevo, porque no ocultamos que existe eso, pero también mostramos
que hay otra realidad. Las autoridades reaccionan positivamente y colaboran o,
cuando lo sienten como una crítica a su gestión, tratan de desacreditarnos y de
atacarnos.
¿Viajás mucho por periodismo? Estuviste en la elección de Francisco…
Los viajes son una cosa
importante. A mí me tocó viajar muchísimo por el exterior, muchísimo por
distintos temas, yo cubrí por ejemplo conferencias de países no alineados en la
India, pude conocer África, fui a Europa varias veces con giras de los
presidentes, estuve en Palestina por el conflicto entre los palestinos y los
israelíes, me tocó viajar por América, por elecciones presidenciales en Chile,
en Colombia, en Uruguay, por desastres naturales; tuve oportunidad de viajar
mucho y es fundamental también tener el idioma inglés y si es posible un tercer
idioma. Cuando se anunció la renuncia de Benedicto XVI, me tocó viajar. Por
eso, luego me mandaron a la elección del Papa, sin ninguna expectativa por mi
parte de que fuera a ser el argentino Bergoglio, ningún especialista lo creía. Cuando
el protodiácono, con dificultades de habla, anunció una fórmula en latín, me
fui convenciendo de a poquito porque tenía que dar la noticia. Creo que en ese
momento mi cara de sorpresa que apareció en TV fue la de toda Argentina. Fue la
cumbre de mi carrera e hizo que me conociera o redescubriera mucha gente.
¿Creés que hay riesgos en el trabajo del cronista?
A veces se corre gran riesgo, los
más arriesgados e imprudentes consiguen las mejores imágenes pero arriesgan la
vida. Involucrarse es una decisión personal, las empresas te presionan pero la
decisión última la toma uno con los compañeros.
También escribiste un libro…
A mí me ofrecieron escribir el
libro, es decir fue el proceso al revés, no es que yo escribí un libro y le
dije a la editora, sino que me llamó un productor y me dijo “Julio hay que
escribir un libro”, hasta el título le había elegido (“La crónica de un
cronista”), y siguió: “una crónica de las doce o quince notas más importantes
que hiciste en tu carrera y vas a contar simultáneamente, vas a recrear las
notas, vas a contar la historia de la Argentina, el contexto de esas
situaciones y vas a contar también tu historia”. Hice como si fuera una gran
crónica periodística amena y con información, con mis armas. Tengo esa
facilidad de escribir en forma amena. Se leyó bastante.
Recibiste 4 Martín Fierro, tuviste 8 nominaciones y una distinción de
TEA por comportamiento ético.
En mi casa, tengo los Martín
Fierro pero más alto tengo esa distinción que me dio TEA, porque es por
comportamiento ético en el trabajo. Un reconocimiento de ese tipo lo valoro
mucho. Es importante para el periodista apegarse a la verdad. No hay
objetividad en el periodismo, porque no hay dos personas que vean una misma
cosa, eso está marcado por los sentimientos, por la ideología, por la
información y hasta por la filosofía. Pero sí es una obligación del periodista
el apego a la verdad, el ser fiel a la verdad, no mentir. Así que eso es una
recompensa importante, tener el reconocimiento de la gente a la que vos le das
cada día el mensaje. El Martín Fierro es un reconocimiento importante. En este
caso son todos los periodistas del medio que eligen una vez por año al mejor en
cada especialidad. Entonces, tiene el premio un valor intrínseco, pero sobre
todo es un premio popular. También te está premiando en cierto modo la gente, o
la gente se hace partícipe.
En la familia… ¿tu esposa es locutora, no? ¿Se aconsejan?
Mi esposa es locutora y es
periodista. Ella hizo la carrera primero de periodismo, licenciada en
Comunicaciones Sociales. Trabajó un tiempo y vio que no le gustaba, hizo la
carrera de locución. Me aconseja permanentemente y yo sigo sus consejos porque
tiene las dos carreras, la de periodista y la de locutora. Cuando vos te
presentás en televisión es tan importante lo que decís como la forma en que lo
decís.
Para cerrar, tres frases que se dijeron sobre vos: “Bazán es un
periodista que prefiere el trabajo a cielo abierto a las oficinas o redacciones”
(Mariana Fabbiani), “donde hay quilombo está Bazán” y “Bazán es un arreador de
corazones” (ambas, Carlos Ulanovsky).
La primera es cierta, vi
reacciones populares históricas y conviví con la gente, trabajé en el tiempo de
globalización del periodismo, íbamos y transmitíamos en directo. Lo vivía
intensamente, son experiencias muy fuertes. Me gusta más estar afuera que
adentro. La segunda es una cosa que la gente empezó a decir porque eran tantas
las situaciones traumáticas que yo contaba que se asoció quilombo con Bazán y cuando alguien lo expresó
“donde está Bazán hay quilombo” se fue repitiendo y quedó. Sobre la última, yo
hacía un trabajo convencional y pensé que el periodismo tenía que tener otra
cosa: el servicio. Empecé a ponerme al servicio de la gente, a emocionarme con
ella y se reflejó en la pantalla. Creo que despierto familiaridad, casi
sentimentalismo. Ven que soy auténtico.
Matías Hernán Piccoli
Perlita
Como comenta en la nota, su reacción en el momento en que fue elegido el Papa Francisco quedó grabada y recorrió los medios.
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
ResponderBorrar